






























Cuando me comentaron la idea de escribir este artículo desde mi piel me llené de incertidumbre, tuve miedo de no encontrar palabras que lograran llenar mis sentimientos y que la persona que lo lea no me entendieran; después de mucho pensarlo concluí así:
“Acá voy de nuevo, entera o a pedazos pero voy” y resulta que muchas veces no sé a donde voy, muchas de esas veces ni siquiera puedo contar los pedazos y fue también en una de esas veces en las que mi percepción sobre ¿quién soy como mujer? me hizo cambiar todo el panorama.
Cuando empecé a ver la realidad social desde la conciencia y no sobre la carencia, no entendía del todo ¿por qué nos criticamos tanto entre todos? estamos tan pendientes de que los demás se equivoquen para así poder suplantar nuestros errores y cuando los hechos son más notorios entre las mujeres. Esto realmente me da pena.
Porque es lo que están esperando las personas, esperan que andemos vacíos y sin comprender lo que pasa a nuestro al rededor, todo para no incomodar las estructuras que ya tienen impuestas y no generar ningún cambio porque el cambio que provenga de otros no está bien.
Cuando entendí que la solución a todo era esa frase y que junto a ella siempre debía estar el amor, mis miedos construidos por la sociedad y la familia empezaron a ser pequeños. Cada día más y más pequeños. Encontrar la verdadera esencia se hace con cada aprendizaje que nos han dejado los momentos, porque no hay buenos o malos, solo hay momentos; Y cuando decidí empezar a entregar todo ese amor que algún día me llegué a negar tanto encontré que todos quieren estar en la misma página, todos quieren recibir y dar amor pero este no hay que limitarlo a solo una persona.
El cambio de polaridad se construye entre el entender a la otra persona sin juzgarla y siempre entregar amor aunque no tengamos claro para donde vamos, cuando se ven construido esos lazos feministas todos nos quedamos en la misma página, renaciendo desde del amor.
